miércoles, 10 de mayo de 2017

Sálvanos la vida, asesina

No encabezaré esta "carta" con un "querida" o "estimada". No puedo hacerlo. Pese a que sea una persona educada y respetuosa, has matado, asesinado, a tres personas. A tres ciclistas. Otros dos heridos. Y un sexto que, bueno, por reflejos, por instinto, por vete tú a saber el motivo, se tiró y evitó que le embistieras. Ya hemos visto cómo está tu coche tras lo que has hecho. Esos daños, ese destrozo a tu coche, lo han provocado cuerpos humanos. Son muchos daños. No pondré la imagen, ya sabes cómo has dejado tu coche.

Te llamo asesina. Sin ningún pudor ni duda al respecto. La definición legal me lleva la contraria. Como comprenderás una vez asimiles lo que has hecho, mereces que te llame asesina. Has asesinado a tres personas que, aunque no les conozco personalmente, forman parte de un gremio, el mío, el de esa gente que goza de subirse a una bicicleta y pedalear. Me ahorro todos los beneficios del deporte, la camaradería, etc. No sé si practicas algún deporte, pero apuesto que seguro te identificas con un grupo de personas a quienes, aunque no conozcas, siempre defenderás, con quienes tendrás una empatía infinita. Para mi, entre otros, ahí entran las personas que gustan de pedalear, sea a diario, sea en fin de semana. 

Ahora te voy a contar cómo se siente un ciclista prácticamente cada vez que se sube en su bicicleta, sin importar cuál es su motivación. Y no lo voy a hacer para que te sientas mal al leerlo. Lo voy a hacer para que, si lees este texto, suceda lo que espero que pase contigo (te adelanto que no te deseo nada malo, al contrario).

Imagina que cada vez que disfrutas de algo que te da un enorme placer sientes una amenaza de muerte cada cinco minutos. Cada vez algo en ti se estremece de temor, pavor, seguido de ira. Cada cinco minutos sientes un pinchazo en el pecho. Cada cinco minutos se te hielan las manos, o los pies. Sientes, cada cinco minutos, cómo te llegan a temblar los brazos, las piernas. Y no por algo que hagas tú, sino por algo externo, por alguien que no es sólo que incumpla las leyes sino que, además, parece que tu vida no le importa, que le estorbas, alguien que parece pensar que su vida sería mejor sin ti ahí en ese momento. 

Ahora voy a exagerar, no mucho, sólo un poco. Imagina que te meten en una jaula de 2x2 metros y pasan cuchillos de metro y medio a través de ella constantemente. Doy por hecho que te sentirías acorralada, con miedo de que alguno de esos cuchillos se escape, que sea más largo y te haga daño.

Estos dos últimos párrafos resumen lo que sentimos en la carretera. Pedimos metro y medio, aunque deberían ser dos. Mucha gente lo respeta, incluso nos da mucho más espacio. Otros muchos no lo respetan. Incluso camiones y autobuses, cuyo peligro no es sólo un choque, también el rebufo que provocan debido a su volumen. ¿Eres capaz de imaginar lo que es que alguien que es consciente de ponerte en peligro te pone en peligro? Porque tienen prisa, porque molestamos. No son capaces de perder diez segundos, treinta, de su vida. No son capaces de imaginar lo que has sentido hace un momento al verte dentro de esa jaula de 2x2.

En tu caso no se ha tratado de respetar espacios al adelantar. No. Tú has ido de frente. Directa. Y los has asesinado. Y me da igual que ahora digan que te dormiste. Me da igual que lo llamen homicidio imprudente. Me da igual que tus facultades estuviesen mermadas debido al alcohol y las drogas (la que sea que te metiste, aunque doy por hecho que la inhalaste con la ayuda de un billete de diez euros). Me da igual porque lo imprudente no es que asesines habiéndote dormido al volante porque tenías que ir a trabajar tras una noche de fiesta. Lo imprudente es irte de fiesta hasta una hora antes de empezar a trabajar y coger el coche. Lo imprudente es beber sabiendo que vas a coger el coche. Lo imprudente es meterte una raya para que se te pase "la mierda" (borrachera) porque tienes que ir a trabajar y coger el coche. Asesinarles no es una imprudencia. Lo que hiciste esa noche antes de subirte al coche sí lo es.

Me dicen que eres una amante de los animales, muy buena trabajadora, que cumples con tus tareas como la que más. Me dicen también que no causas problemas en el trabajo. Una empleada modelo. Y me lo creo, no lo pongo en duda en ningún momento. El problema ha sido la otra parte, la que te ha llevado, para tu desgracia, a asesinar a tres personas. Viendo la imagen tuya delante de tu coche, doy por hecho que la carga que vas a llevar siempre encima es muy grande. Y la mereces. No sólo por matarles a sangre fría. Podrías haberte matado tú sola contra una pared al no ver una curva. ¿Te haces una idea? Podrías haber muerto. Por imprudente.

No has leído aún, ni leerás, nada acerca del daño causado a las familias de estos ciclistas. Tampoco del daño a tu familia y lo que van a sufrir por ti. O lo que podrían haber sufrido si te hubieses matado tú sola sin causar más daño a nadie. No tiene sentido. Eso ya lo sabes. Y vas a cargar con ello siempre.

He podido leer que están amenazando o acosando a tus familiares. Quienes lo hacen no merecen ninguna atención ni respeto. La culpable eres tú, no ellos. Lamento que estén pagando doblemente tu decisión de coger el coche el pasado domingo.

Dicho esto, ya ves que me enrollo mucho una vez que empiezo a darle a las teclas, quiero volver al principio. Vuelvo a la frase "no lo voy a hacer para que te sientas mal al leerlo. Lo voy a hacer para que, si lees este texto, suceda lo que espero que pase contigo".

Este triple asesinato, por el motivo que sea, ha tenido una enorme repercusión. Fíjate que incluso la DGT ha decidido AL FIN tomar decisiones y protegernos a quienes pedaleamos. Y no sólo eso, ha llegado a todos los medios. Escritos, visuales, radio. No como algo residual, no. Ha sido NOTICIA. No te lo agradezco. Has segado tres vidas. Pero como me comentaba un compañero virtual de pedaladas, esta ha sido la gota que ha llenado el vaso de los ciclistas muertos. Espero y deseo que no te sirva de consuelo pero tu triple asesinato parece que servirá de algo. Quizá lleguemos a sentirnos un poco más seguros. Llega tarde para algunos a quienes ya conoces, pero llega.

Quiero ahora permitirme el lujo de darte un consejo para tu futuro, para cuando acabe tu más que merecida condena. No será la que mereces, por desgracia. Seguramente sean más largas las condenas por conducir borracha, drogada y sin permiso de conducir que por asesinar a tres personas. Pero cuando salgas, hagas lo que hagas con tu vida (vida que espero te sea plena y llena de felicidad), te pido, te ruego, que dediques una parte de tu tiempo a enseñar a otros. A enseñarles a pensar antes de subirse a un coche habiendo bebido, habiendo fumado, esnifado o haberse pinchado o tomarse una pastilla. O cualquier droga. Incluso subirse a un coche teniendo sueño, sin estar en plenas facultades. Ojalá un día te vea dando una charla, un curso, incluso en televisión o radio, me da lo mismo, cualquier medio que ayude a evitar que la panda de mentecatos que piensa "yo controlo" se de cuenta de que no, que no controla nada, que su vida y, sobre todo y ante todo, la de otras personas están en juego.

Puedes estar segura que seré el primero en aplaudirte y agradecerte que lo hagas. Si con ello evitas un solo asesinato en la carretera, tu vida habrá tenido sentido. Y aunque no la evites, si lo haces, tendrá sentido. 

Pero si sales de tu merecido aunque insuficiente tiempo en la cárcel y no intentas evitar que otros cometan el error que has cometido (ya sabemos que no era la primera vez que subías al coche borracha y seguro que no era tampoco la segunda, ni la tercera, ni la décima), si sales de la cárcel y piensas en evadirte de todo y "empezar de cero" sin tratar de paliar esta lacra que sois quienes cogéis el coche drogados, de verdad, de todo corazón, espero que sufras mucho en tu vida.

Hay decenas de asociaciones a las que adherirte, de ámbito local, autonómico, nacional. No sólo como voluntaria, sino como testigo directa, como ejemplo de quién no se debe ser, qué no hay que hacer. Por lo que me han contado, creo que eres capaz, que puedes hacerlo. Y sé que debes hacerlo. Se ha mediatizado este triple asesinato, ¿quién mejor que tú para dar ejemplo a los demás? ¿Quién mejor que tú para salir a la palestra, delante de muchos pares de ojos y oídos y decirles lo que se siente después de asesinar a tres personas de esa manera por haber sido tan imbécil como para irte de fiesta, beber y drogarte sabiendo que tenías que ir al trabajo la mañana siguiente? Eres la persona idónea para evitar muchos asesinatos de ciclistas, está en tu mano hacerlo. 

No borrarás jamás de tu memoria lo que has hecho. No borrarás de tu memoria toda la noche anterior. Sobre todo los cubatas que te bebiste, vas a recordar cómo se llenaba cada vaso, su sabor, cómo veías que se acababa uno y ya pensabas en pedir el siguiente. Recordarás siempre si uno estaba más frío que otro, más o menos cargado, más o menos aguado. Los vas a recordar todos y cada uno de ellos. Siempre. Igual que vas a recordar la coca que te metiste, la pastilla que te comiste o el porro que te fumaste "para que se me pase la mona, que tengo que ir a trabajar". Esto lo vas a recordar siempre, toda tu vida. Haz que merezca la pena. Sálvanos la vida contándole a otras personas lo que hiciste, porqué lo hiciste, porqué no debiste hacerlo. Sálvanos la vida explicando en colegios, institutos, universidades, cursos, charlas, coloquios, dónde quieras, contando lo que sientes cada mañana al despertarte. Sálvanos la vida luchando a nuestro lado ahora que sabes cómo es estar al otro lado. Sálvanos la vida, por favor. Sálvanos la vida, asesina.

------

*He dejado pasar unos días, casi cuatro para ordenar un poco mi mente para escribirte esto.

Antes de este triple asesinato hubieron muchos otros. En cada uno de ellos he querido hacer esto mismo, ya tenía este "blog" reservado hace tiempo para escribir algo como lo que acabas de leer. Pero este ha sido el momento en que debía hacerlo. No tiene nada que ver con la mediatización de tu triple asesinato. Deja que te cuente mi motivación. No dejes de leer, puede resultarte tedioso, pero al final tendrá sentido.

Este domingo, un par de horas después de que segaras tres vidas se daba salida a una prueba ciclista para juveniles en Dénia. El Memorial Samuel Llorca. Como adivinarás, lo de "memorial" viene porque murió. En realidad le asesinaron. Le asesinó un hombre que hizo lo mismo que tú. Subirse a un coche. A Samuel le conocía. Pertenecía al mismo Club Ciclista al que yo pertenecía. No éramos lo que se dice amigos, pues nuestros entrenamientos no coincidían a menudo, pero era un espejo en el que nos mirábamos los cadetes. Y lo asesinaron en la carretera. Jamás olvidaré el recuerdo de ver a nuestro entrenador a la mañana siguiente. 

Por casualidades de la vida, nos dieron permiso a un compañero de clase y a mi para ir al juzgado a pedir información acerca de un trabajo de clase (habíamos decidido hacerlo acerca de los asesinados por ETA, fíjate que ya es curioso). Te puedo decir exactamente en qué baldosa de la acera me lo dijo Pere, nuestro entrenador (además tío de Samuel). Y te puedo decir sus palabras. Siempre me hablaba en castellano (soy francés) pero ese día me habló en valenciano. 

Él iba hacia el instituto a comunicar la noticia. Nos encontramos en la calle en la que vivía. El juzgado no estaba en la ruta más rápida desde el instituto, pero ya ves, fuimos por ahí y lo vimos de frente. De hecho, venía por la acerca que ni es la que va desde su casa hacia el instituto. Me dijo, en valenciano, "Samuel s'ha matat". Y tras unos pocos segundos, "m'en vaig a l'institut". No me dijo que lo habían matado. No, Me dijo que se había matado. Te puedo contar, cuando salgas de la cárcel, si quieres te lo cuento, estaré encantado de hacerlo tomándonos un café y sin rencor ni malicia alguna, cómo tuve que apoyarme en la pared de una casa amarilla/ocre que llevaba años sin pintarse. Así como te puedo contar que no pude ni supe decirle nada a mi entrenador, a su tío. Se fue y ya nos vimos esa tarde en el tanatorio. Recuerdo cada maldito segundo de ese día. Todo. Cuando volví al instituto y les tuve que decir a mis compañeros de entrenamiento que habían matado a Samuel y explicarles, tras su cachondeo, que no era una broma, que era de verdad. Recuerdo cuando al pasar por conserjería estaban compañeros de su clase llorando. Una chica al borde de un ataque de histeria. Recuerdo cuando un amigo cuyos padres estaban en urgencias esa noche me contó lo que no voy a relatar aquí. Todo, absolutamente todo lo recuerdo.

No entré ni al tanatorio ni a la iglesia, pero sí que encabezamos la "comitiva" hasta el cementerio. No sé porqué, quise ir el primero. Supongo que por compensarle por no haberme "despedido" de él. Recuerdo el peso de la corona de flores. El comentario bobalicón (debido a los nervios, al no saber qué decir) de uno de mis compañeros. El otro comentario de otro de ellos, por el mismo motivo, en el cementerio. Joder, hasta recuerdo que le pedí a mi madre 2.000 pesetas para pagar entre todos la corona de flores. Cómo nos reunimos en la Glorieta para juntar el dinero.

Ese día no derramé ni una maldita lágrima. Ahora sí, ahora y desde hace tiempo cada vez que recuerdo el día que acabo de contarte. Quizá entonces no fui consciente de la puta barbaridad que es ver un coche de frente y no poder remediarlo. Que te embista y te mate porque un borracho decidió que no era mala idea coger el coche. Menudo último recuerdo, ¿no crees? Menuda mierda.

No quiero que nadie más sienta lo que sigo sintiendo a día de hoy cada vez que asesinan a un ciclista. Pero yo no tengo el poder suficiente para lograr que esto suceda. Así que, ¿me ayudas a conseguirlo? Di que sí, dale sentido a todo esto. 

3 comentarios:

  1. Más alto se puede decir pero más claro imposible.
    Que descansen en paz.


    -----


    Més alt es pot dir però més clar impossible.

    Que descansen en pau.

    ResponderEliminar
  2. Soy victima de un accidente a los 14 años en manos de otro borracho. Me pillo por detras. Iba demasiado rápido para verme. Sobreviví de milagro. Pero no me siento nada feliz cuando veo aun reflejado en el rostro de mis padres, 25 años después sigue doliendo, el haber pasado por ello. Yo he llorado y sigo haciéndolo mientras escribo estas líneas. No sólo por mis tres compañeros de bici de Javea, que es donde vivo, sino por todas las otras víctimas que en su día fueron su última pedalada. Ojalá tu dedicatoria sirva para concienciar a esta mujer, como a otros que tengan el deporte de ponerse ciego. Sabes, sé que eso no se ha acabado... Saludos

    ResponderEliminar
  3. Hola patrick, yo tambien fui atropellado hace 23 años, lo que me cambio la vida. Hago mía tu carta y la reblogueo para intentar concienciar sobre seguridad vial.
    Saludos y fuerza.

    ResponderEliminar